Mírala con sus cuerditas y sus colores fluorescentes, ni sacada de la mejor revista de decoración. Pues tan fácil como lijando unas maderas de palets, con unas cuerdas compradas en cualquier tienda del barrio y la ayuda de unos cuantos voluntarios y vecinos.
Para que no se pudra la madera hincada en la tierra, combinamos diferentes métodos de protección: encachado y capa quemada autoprotectora, lo más ecológico que pudimos. Existen otros métodos que no vamos a comentar ahora, menos respetuosos con el medio ambiente, que también fueron utilizados. Aun hay mucho camino que recorrer.
Lo mejor: el rato que pasamos todos juntos. Esta última jornada fue de colaboración abierta, y además de venir muchos de los nuevos voluntarios (últimamente se está apuntando mucha gente), vinieros voluntarios de otros grupos y amigos de amigos, lo cual está genial. Aunque echamos de menos a más vecinos, tanto de Cañada como de Rivas.
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